El 28 de noviembre, el Centro de Vivienda Temporal CAMIG2 fue reabierto en el barrio de San Bernardo en Bogotá, Colombia. El alojamiento ha sido renovado, lo que permitirá ampliar su capacidad para alojar entre 60 y 70 personas en tránsito y situaciones vulnerables. La ceremonia de bendición del CAMIG2 fue presidida por el obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Bogotá, Germán Barbosa, en nombre del cardenal Luis José Rueda Aparicio.
“La persona migrante es un hijo amado de Dios y debe recibir un trato digno”, expresó la Hermana Scalabriniana Valdete Wilemann, secretaria ejecutiva de FAMIG, recordando que cada historia que llega al CAMIG trae consigo un desarraigo, una pérdida, una búsqueda.
A ese lugar – contiguo a la parroquia Nuestra Señora de los Dolores – llegaron directivos, profesionales, religiosos y voluntarios que hacen parte de la Fundación de Atención al Migrante (FAMIG), entre ellos: monseñor Rubén Darío Hernández, director ejecutivo de esta fundación arquidiocesana; monseñor Ricardo Pulido, vicario episcopal para la Diaconía del Desarrollo Humano Integral; el padre Felipe Quevedo, párroco de Nuestra Señora de los Dolores; e invitados especiales. Todos con un mismo propósito: poner en manos de Dios este espacio renovado que, solo el año pasado, recibió a 2.500 migrantes, ofreciéndoles alojamiento digno, cinco comidas diarias, acompañamiento espiritual y atención psicosocial.
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Del Servicio de Comunicación, con El Catolicismo












